Lien se puso con deferencia a un lado del Magistrado Kwan, se arrodilló junto a su asiento y le susurró al oído. -Traigo buenas nuevas, honorable y estimado mandarín. He localizado a vuestro nieto.
Kwan alzó sus ojos del pergamino sobre la mesa. Casi sonrió. -¿De verdad? ¿Qué tal le va?
-Le va bien, magistrado. Está en Los Ángeles, donde es presidente de una pequeña compañía de software.
Kwan frunció el ceño ante las palabras de Lien, y éste sonrió para sus adentros. No sólo no sabía qué era una compañía de software, tampoco sabía qué era Los Ángeles...
Los antiguos han tratado a sus familias bastante bien; la lealtad familiar es un sólido componente de los ideales de Confucio. Muchos eunucos hacen de cultivar el poder de su familia una segunda profesión, concentrando alianzas, disciplinando a los irresponsables y eliminando enemigos. Están acostumbrados a manejar amenazas en forma de clanes rivales, bandidos y edictos imperiales, pero a menudo saben bien poco de cómo viven las familias modernas y cuáles son sus preocupaciones actuales. Como con casi todo lo demás, esta conducta se hace más pronunciada y preocupante a medida que le inmortal envejece. El antiguo considera que su experiencia ha llevado a la casa hasta donde ésta, y que su familia le debe tanto lealtad como deferencia, mientras que la familia debe compensar su respeto y temor hacia éste con el creciente distanciamiento entre los dame-sama y el mundo de los mortales.
Un Kuei-jin moderno puede aprovecharse de esto de muchas formas. Una estrategia obvia implica tratar de congraciarse con él ofreciendo ayuda a la familia del antiguo para sacarla de algún problema que éste no comprende. En el otro lado de la ecuación, se halla la distracción del antiguo haciendo blanco a su familia de una amenaza que él no reconocerá. La anterior estrategia puede asimismo alejar al antiguo de su familia preparando el terreno para futuros ataques a través de aquélla. Recuerda que hay muchas posibilidades de que algunos de los miembros de la familia del antiguo se estén cansando de tener a un inmortal contándoles lo que han de hacer. Además, muchas de las familias de los dame-sama se han trasladado al extranjero, quedando en efecto más allá de su control, pero bien al alcance de los Príncipes de Bambú. Una advertencia, sin embargo: manipular a un inmortal a través de su familia es peligroso. Si un Príncipe de Bambú es descubierto, es seguro que el antiguo no descansará hasta que el trasgresor haya Encarado el Ojo del Cielo.
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