Cada año más o menos, algún jina decide hacerse pasar por un discípulo o engaña a algún yotarou para que se infiltre en los Príncipes de Bambú. Esto solía ser bastante sencillo, y los Takeouji sufrieron un montón de reveses en un principio. Desde que empezaron a elaborar bases de datos, han sido capaces de frustrar esta clase de cosas con más facilidad; en la actualidad pueden conectar al mandarín desaparecido de Macao con el tipo nuevo de Nanking. Por supuesto, la mayoría de los jina no comprenden en absoluto la cultura moderna, así que son muy fáciles de atrapar. Son los peones recién muertos, aquellos Kuei-jin que acaban de tomar su Segundo Aliento y que creen la historia de los dame-sama quienes causan a los Príncipes de Bambú más problemas.
Si los Príncipes de Bambú creen que un Mono Corredor no es de fiar, o sencillamente no lo conocen lo bastante bien, no consigue una cumplida fiesta de bienvenida. Llaman a tales Kuei-jin she, serpientes, y los mantienen aislados. Cada Príncipe de Bambú de la región es advertido acerca del she, y se envía información a la Deita-Maebure. Uno de los más taimados Takeouji del ichimi asume el papel de contacto del she. Proporciona al she encargos ocasionales e información "secreta". Si los encargos son cumplidos lo mejor posible por parte del she y la información continúa siendo confidencial, a veces el she es aceptado como miembro en pleno derecho. Si la información secreta termina en las manos de los dame-sama, todo el mundo queda advertido que el she es sólo un peón, y de inmediato comienzan a usarlo como herramienta, suministrándole información y desinformación diseñada para manipular a sus maestros de forma que hagan lo que los Príncipes de Bambú desean.
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