Zuboshi, Shifuku y Heimin

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Los Príncipes de Bambú son una organización revolucionaria que busca llevar a la sociedad inmortal al Reino Medio del siglo veintiuno. Lo cual significa que a los poderes en vigor, las cortes, no les gustan en absoluto. Como todo grupo que luche contra un enemigo más fuerte, los Takeouji deben adaptar sus procedimientos y tácticas a la doble meta de trabajar contra sus enemigos y no ser destruidos en el proceso. Pese a los temores de los dame-sama que los toman en serio, los Takeouji no tienen ningún líder directo.

Incluso Maoxian Mao, el más visible de ellos, es más un guía que un general. Esto ayuda a los Príncipes de Bambú, puesto que la captura o muerte de un Kuei-jin no puede paralizar a toda la organización. Por otra parte, incluso con su intercomunicación, no tienen una única visión o gran plan acerca de cómo llevar a la sociedad Kuei-jin al presente. El sentido general es que lo que tienen no funciona, pero nadie ha propuesto todavía un plan coherente para que puedan reemplazarlo con él. Aún sin un auténtico liderazgo, han aprendido que algunas cosas funcionan y otras no.

Los trucos y tácticas que funcionan son transmitidos por internet e incluso boca a boca a lo largo del Reino Medio, junto con información sobre lo que trama el Mandarín. Decidir qué hacer y cómo hacerlo es algo reservado para el lugar de acción.

Shu mantuvo su semblante tranquilo mientras Maoxian Mao entraba a grandes pasos en la estancia. Deseó atreverse a vigilar a los antiguos, para estudiar su pasmo y aversión mientras caminaba con calma hacia él, pero no podía. Por ahora, era el "leal discípulo Shu, subsecretario del Ministro del Norte". Sería de los menos propicio, como ellos dirían, si llegasen a descubrir con quién estaba su auténtica lealtad.

Hay tres tipos de Príncipes de Bambú: zuboshi, shifuku y heimin. Los zuboshi son Kuei-jinque declaran públicamente ser Takeouji. Los shifuku son Príncipes de Bambú en secreto; fingen trabajar para las cortes. Aquellos heimin que trabajan con los Príncipes de Bambú se hallan fuera de la sociedad de la corte, pero no hacen pública su verdadera lealtad. Están también los she, serpientes, pero ésos no son en realidad Príncipes de Bambú. Dado que no es saludable ser un Takeouji conocido, no hay muchos Príncipes de Bambú notorios, públicamente reconocidos. Maoxian Mao y Aung Sint son los más famosos sin embargo, pero hay otros. Se llaman a sí mismos zuboshi, "diana" en japonés, puesto que son en efecto blancos ambulantes. Algunos, principalmente Grullas Resplandecientes, han elegido este camino a causa de la dedicación a su Dharma y la necesidad de representar en público lo que creen es correcto. Otros se despiertan una noche para descubrir que su vida ha tomado un giro interesante: las cortes han descubierto su verdadera lealtad.

Algunos zuboshi ciertamente honorables han surgido de su fortuita discriminación, pero la mayoría de los Príncipes de Bambú no están preparados para ese extremo de fama y tratan de construirse una nueva identidad en otro lugar o de escapar y llevar la no vida de los heimin. En aquellos casos en que un involuntario zuboshi ha de huir, los Takeouji hacen todo lo que pueden para introducirlo en otro círculo, lo bastante lejos para que no sea reconocido. Ser un símbolo público de los Príncipes de Bambú es molesto al par que costoso. Muchos Kuei-jin ven a los zuboshi como los líderes de los Príncipes de Bambú, y los zuboshi voluntarios trabajan para inspirar a todos los Kuei-jin con su dedicación al bienestar del Reino Medio. Y no pueden permitirse ninguna sospecha de afiliación con los Reyes Yama, pues eso hablaría muy mal de los Takeouji en conjunto. Puesto que los zuboshi están por lo general bajo la vigilancia de los dame-sama, es difícil imaginar que tengan tiempo libre alguno para traicionar al Reino Medio. Ello implica asimismo que necesitan ser increíblemente discretos en sus tratos con los shifuku o arriesgarse a echar a perder las tapaderas de sus aliados... y los shifuku son la verdadera fuerza de la revolución.

La mayoría de los Takeouji actúan dentro de las cortes con su lealtad secreta bien oculta. A veces tales shifuku, o agentes de paisano, son capaces de persuadir imperceptiblemente a las cortes hacia conductas más progresistas, o al menos sabotear sus planes más baka. Es todo un reto, porque aún cuando los dame-sama se hallan atrapados en el pasado, han tenido siglos para afilar sus artes. A veces la mejor defensa de los shifuku es fingir torpeza o ignorancia cuando son cogidos haciendo algo que no deberían... o afirmar que algún otro antiguo les dijo que lo hicieran. La complejidad de la política en las cortes supone que casi siempre hay un buen chivo expiatorio, algún jina del que se recela o un mandarín ambicioso, y los shifuku de una corte compartes sus observaciones con regularidad de forma que puedan presentar las explicaciones más plausibles cuando tienen que hacerlo. A pesar de todo, el mejor plan es no ser sospechoso en primer lugar.

Los círculos de shifuku, llamados ichimi, se reúnen de cuando en cuando en lugares más o menos públicos, como los yakitori, clubes nocturnos y parques que los antiguos no frecuentan para compartir información y noticias, hacer planes y prepararse para misiones. Algunos Kuei-jin gustan de tener su wu a modo de corte privada formando de la misma gente que en sus ichimi, encontrando más sencillo asociarse con aquellos en quienes saben pueden confiar. Esto significa, además, que no resulta sospechoso si son vistos tratándose habitualmente con sus camaradas Takeouji. Otros ichimi prefieren esparcir a sus miembros por distintos wu, extendiendo el rango de su influencia, mas también aumentando el riesgo de descubrimiento. En la mayoría de los casos, los wu son creados por la corte, así que los Monos Corredores deben apañarse con lo que se les da. Esto supone en ocasiones que parte de un wu trabaja para la Revolución en tanto la otra parte es leal a los dame-sama: un auténtico grano en el trasero de los Príncipes de Bambú.

Los Takeouji se mantienen en contacto, a escala local y de lado a lado del Reino Medio, pero los shifuku e ichimi han de estar listos y deseosos de ocuparse de las cosas con sus propias manos. No existe una fuerza mayor a la que puedan acudir. Los ichimi tratan de tener a sus camaradas cercanos al tanto de sus acciones, pero continúan metiéndose unos en el camino de otros en ocasiones. Cuando negocian con Takeouji, los shifuku tienden a usar noms de guerre, salidos del manga o cualquier otro sitio. Algunos ichimi incluso distribuyen estos papeles, lo que permite a los diferentes individuos que adoptan un alias hacer más difícil para los antiguos que se den cuenta de lo que está pasando. Es más seguro tener a los dame-sama cazando a Kei y Yuri, esas dos estrafalarias Princesas de Bambú, que buscando a tres Kuei-jin que sólo se muestran cuando Mai, Yuki y Haruko están fuera de la ciudad. A veces un ichimi pide la ayuda de Takeouji de afuera, normalmente heimin, para que tomen sus noms de guerre de forma que los shifuku locales tengan una coartada pública.

Hay un buen número de Kuei-jin que viven afuera del sistema de la corte pero no están públicamente asociados con los Príncipes de Bambú. Aunque no tienen acceso a los secretos de los dame-sama como los shifuku, no son tan cuidadosamente vigilados como los zuboshi. En los días más antiguos (los 70 y los 80) estos heimin eran los principales correos y mensajeros de los Takeouji. Hoy en día, sólo cumplen esa función cuando el e-mail es encriptado o los celulares no son viables. Algunos heimin son miembros de ichimi que, por alguna razón, no pueden tratar con la vida de la corte noche tras noche. El trabajo con tales Kuei-jin debe hacerse de forma discreta. Los dame-sama desconfían de aquellos que no se integran en el mundo de las cortes, y de los que se asocian con ellos. Otros heimin son estrictos solitarios que sólo interactúan con otros Príncipes de Bambú en tiempos de crisis.

Algunos Takeouji heimin de Japón crearon kumiai, asociaciones, que cumplen servicios específicos. La membresía en estas asociaciones es muy difícil de obtener; muy pocos Kuei-jin (incluso aquellos que usan sus servicios) saben que existen. Cada kumiai tiene señales y rituales secretos para permitir a los miembros identificarse uno a otro así como a los miembros de los otros kumiai. Sin embargo, como la mayoría de heimin, son solitarios por naturaleza. En la mayor parte de los casos, un heimin prometedor es abordado e iniciado en una suerte de aprendizaje. La tradición establece que el aprendiz sirva a tres miembros destinos del kumiai antes de contarle los secretos de quién y con qué ha estado trabajando. Por lo demás, las asociaciones tratan de mantenerse en segundo plano, haciendo en silencio lo que deben.

La más famosa es la Kabuki Kumiai, que se especializa en suplantar a Príncipes de Bambú locales, por lo común para que puedan tener coartada cuando algo grande va mal. El Kabuki Kumiai es la única asociación que no es solitaria por naturaleza. Los miembros del Kabuki Kumiai rara vez usan Shintai en sus imitaciones, prefiriendo la sutileza del maquillaje convencional, el equívoco y la actuación a la dedicación espiritual requerida para alterar su apariencia. El Kabuki Kumiai también emplea el Rito del Amable Mensajero, un rito secreto y refinado que deja que los otros sean conscientes de la presencia del Kuei-jin, en tanto los disuade de interactuar con él. Otros kumiai son el Kyuushi Kumiai, que lleva objetos a lugares que los Takeouji no quieren que el Correo Federal visite, y el Mokugekisha Kumiai, que espía a los agentes de los Reyes Yama. Existen siempre rumores de un kumiai de asesinos, pero nadie ha demostrado que exista realmente.

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