Moemi miró al monstruo fijamente. Era difícil decir si la criatura estaba muerta, pero mientras la contemplaba, advirtió que había olvidado respirar, que sus ojos miraban asimismo fijos con calma casi reptiliana. Era un monstruo, pero era más humano que la velluda bestia que había hecho pedazos a su hermana en la noche de luna llena.
Moemi tomó su decisión. -Haré lo que dices. Te conseguiré los archivos que quieres, pero tienes que ayudarme a matar a la criatura que asesinó a Akane.
A medida que la Quinta Edad llega a su fin, los mortales y grupos de mortales encuentran miles de razones para hacer la voluntad de los Kuei-jin. Algunas de las razones son halagar a sus cuidadores Gui Ren, otras son casi insultantes. Los Catayanos sabios han aprendido cómo usar esas distintas motivaciones, aun cuando no son lo que los Kuei-jin considerarían ideal.
Algunos mortales todavía creen que los Kuei-jin son los defensores del Reino Medio, emisarios de la Augusta Personalidad de Jade, cuyo asignado propósito es la salvación de todos de la maldad de los Reyes Yama.
Algunos prestan servicio a causa de un sentido de la tradición: sus ancestros sirvieron a los Kuei-jin y ellos sienten que deben seguir su camino. Estas son razones honorables que los antiguos aprecian en sus Pantallas Escarlata. Muchos ancestros y mandarines sostienen que estos son los únicos motivos honestos para servir y, sin duda, los únicos que permiten a un Kuei-jin estar seguro de la lealtad de sus Pantallas Escarlata.
Puede que los Kuei-jin más jóvenes aprecien el idealismo de la primera razón, pero a menudo encuentran que el apego ciego a la tradición de la segunda es casi vejatorio (en particular porque un Mono Corredor que ha estado entre los Wan Kuei solo un puñado de años apenas si ha tenido oportunidad de establecer una tradición de servidumbre de generaciones de antigüedad).
Otros mortales sirven a los Gui Ren por razones más prácticas.
Algunos lo hacen por dinero.
Algunos porque es más interesante que trabajar en una fábrica.
Algunos porque el Catayano es el mayor matón del vecindario y es mejor trabajar para él que en su contra.
Algunos se encuentran a su servicio debido a las circunstancias y no se molestan en dejarlo.
Los Kuei-jin más viejos consideran que estos motivos son menos honorables, pero ello rara vez les impide aprovecharse de los mortales que sucumben de esta forma. Los Kuei-jin más jóvenes tienen menos problemas para entender estas motivaciones y, en muchos casos, se identifican con ellas.
Por último, está aquella extraña gente o grupos cuyos motivos son insospechados.
Cada cierto tiempo, un guerrero pide unirse a un Kuei-jin porque desea vengarse de algún poderoso enemigo común y considera que servir al Kuei-jin es la ruta más segura hacia el éxito.
Otras razones pueden ser menos descifrables. Algunos Catayanos, en especial fang shih, se ven a sí mismos haciéndose con siervos sin ninguna razón aparente para servirles. Algunos incluso han referido que buscaron al Kuei-jin ante la orden de voces en sus cabezas.
La mayoría de los Catayanos se muestran precavidos con respecto a tan inesperada e impredecible ayuda, mas otros se hallan lo bastante desesperados (o son lo bastante engreídos) como para aceptar a cualquiera.
Muchos jóvenes Kuei-jin creen que controlar al líder de una Pantalla Escarlata asegura la lealtad del grupo al completo.
La realidad es más compleja, no obstante.
Un Gui Ren experimentado aprende a equilibrar la aparente lealtad del líder a su protector con su lealtad a sus tropas. No sirve de nada poseer el corazón de un general si sus soldados no han de seguir sus órdenes… o no lo harán si no creen que se preocupa de ellos de corazón.
Además de buscar la lealtad del líder de la Pantalla Escarlata, el Catayano ingenioso también se asegura de que sus tropas (o trabajadores o aprendices) sientan que son importantes también.
Al fin y al cabo, una Pantalla Escarlata que no sirve realmente a sus cuidadores es una pérdida de recursos y un estorbo para todo lo que el Kuei-jin intenta.
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