Hsu Chong-yee

El Ministro de los Laberínticos Cantos del Cielo, en los cuatro siglos transcurridos desde que Hsu Chong-yee tomara su Segundo Aliento, ha participado en más de doscientas guerras del crepúsculo. Solo ha perdido dos. Aunque ha provocado la disipación de monjes, el sonrojo de generales, el encumbramiento de borrachos imbéciles como entendidos poetas y la ascensión de su familia mortal hasta una posición de riqueza y poder en Taipei, Hsu siempre se ha cuidado de no parecer demasiado brillante. Se ha asegurado siempre de que sus estratagemas fueran obvias para todos salvo para su oponente... de forma que su siguiente adversario lo subestimase, por supuesto. Se dice que nunca ha empleado el mismo ardid dos veces, pero casi con total seguridad se trata de una exageración.

También se ha insinuado que se trata en realidad de Sun Li bajo una apariencia (relativamente) moderna, pero él se limita a reírse siempre que alguien saca a colación la posibilidad ante él. Hsu Chong-yee se hizo con la wu shi llamada Ai en el año 1629, en circunstancias singulares: un muchacho corrió hasta él en las calles de Chilung, le dijo que se le había caído y se alejó a la carrera.

Nunca volvió a ver al muchacho. Desde que apareció, la wu shi ha sido tanto una bendición como una maldición. Le ha permitido ver a través de los planes de sus oponentes en varias ocasiones, pero a medida que el tiempo ha pasado, Hsu ha empezado a preguntarse cuánto de su éxito se debe a sí mismo y cuánto se lo debe a Ai. Aunque nunca ha tenido ningún problema en reconocer que perdió su primera guerra del crepúsculo (una guerra contra uno de los mandarines de la corte cuando acababa de terminar su ré) la segunda derrota de Hsu todavía le duele. Le atormenta no solo porque perdió, sino también porque nunca volvió a saber del heimin que con tanta facilidad lo venció. Si bien Hsu Chong-yee ha dicho recientemente que el mundo de la guerra del crepúsculo está estorbando sus estudios Dhármicos, el aliciente de derrotar al Ministro de los Laberínticos Cantos del Cielo asegura que no falten retadores dispuestos a enfrentársele en una guerra del crepúsculo.