Hace sólo un siglo, los tibetanos del imperio de Xixia y los Khitan del imperio de Liao eran estados clientes de los chinos Song. El ojo parpadea, el mundo cambia: los nómadas Ru Zhen conquistaron a los Liao, y ahora, su imperio Jin se erige en su lugar. De hecho, los Jin han conquistado gran parte de Koryo y el norte de China, y ahora Xixia rinde tributo a los líderes Ru Zhen.
Los dos imperios del sur poseen ciertas similitudes. Las
gentes dominantes de ambos descienden de duros jinetes
nómadas que se han establecido para aprovechar la agricultura, pero mantienen una fuerte tradición de caballería. Ambos han derrotado a las tropas de los Song en el campo de
batalla en numerosas ocasiones durante las últimas décadas.
Sin embargo, Xixia se encuentra en declive. Su casta
dominante ha contraído matrimonios con los gobernantes
Jin, y al ser la parte más pequeña y débil de las dos, reconoce la supremacía del emperador Jin. Sólo una pequeña parte de Xixia es aprovechable como tierra de cultivo, por lo que la curiosa mezcla de gentes que habita la zona (parte turcos, parte tibetanos, parte Uighur) crían ganado y sirven como mercaderes. Las hileras de caravanas Song y Jin que se dirigen a los puntos más al oeste atraviesan la capital Xixia de Ningxia a diario.
Los Jin poseen una gran burocracia y una población multicultural. En la actualidad, disfrutan de relaciones pacíficas con todos sus vecinos. Los señores Ru Zhen del imperio mantienen una capital en Liaoyang. El grupo mayoritario de la zona es, con mucho, el chino, no el Ru Zhen. Las costumbres, la lengua y la escritura chinas han empezado a infiltrarse en la corte imperial, a pesar de las repetidas proclamaciones imperiales de la superioridad del modo de vida Ru Zhen.
Los Judíos de Kaifeng
Durante la dinastía Tang, hubo un grupo de persas que seguían los dictados de la Torá y atravesaron China hasta llegar a Kaifeng. Estos judíos, conocidos como Rhadinitas, eran comerciantes de sedas familiarizados con el largo camino hada el oeste. Por razones desconocidas para la historia oral, eligieron establecerse permanentemente en Kaifeng, y la séptima generación. de sus descendientes vive allí y mantiene escrupulosamente sus tradiciones traídas del oeste. Su fe no es incompatible con muchos de los principios del confucianismo, y recientemente se les ha permitido construir una sinagoga en la ciudad, con la
condición de que obedezcan las mismas restricciones que cualquier otro templo.
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