Justo antes de la Revolución Cultural, Maoxian Mao y Watanabe Kimiko casi encontraron su muerte definitiva a manos de una familia de bakemono. En lugar de eso, las Kuei-jin y un par de Kin-jin que también habían ido detrás de los bakemono, pasaron las últimas horas de la noche trabajando juntos, tratando de liberarse del edificio que se había venido abajo durante la lucha. Las vigas y estructuras caídas fueron sin duda bastante para que salir libres fuese difícil, pero ninguno de los no vivos confiaba en la capacidad de los muros para no dejar entrar al sol, y el cielo guarde al que venga a ver lo que le ocurrió al viejo almacén.
Quedando sólo minutos para irse antes del alba, los cuatro inmortales escaparon de la trampa mortal del edificio y (con mucha cautela) se separaron.
Aunque nunca volvieron a ver a los Kin-jin, las dos Catayanas se encontraron en un par de ocasiones en el mes siguiente. Al hablar, comprendieron que las hostilidades de sus cortes estaban cegándolas ante los verdaderos problemas del Reino Medio y decidieron tomar medidas para forjar una sociedad más sensata.
Mientras que Watanabe viajó y ganó aliados, Maoxian Mao se enfrentó mentalmente al formidable Lee Kuan Yew cuando convirtió las pequeñas islas en una de las naciones más prósperas del mundo, y un refugio secreto para los Príncipes de Bambú.
Aunque en un principio prefería acrecentar lentamente su poder, la Aventurera Felina se ha visto espoleada por la pérdida de Watanabe y las extrañas desapariciones en Singapur. Cada vez con más frecuencia, se encuentra a sí misma pensando que los Príncipes de Bambú deberían adoptar un papel más agresivo en el Reino Medio.
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