Hasta esta misma noche, Doi afirma que la verdadera razón que le obligó a regresar del Mundo Yomi fue que tenía que tener los informes trimestrales sobre el despacho de su jefe a la mañana siguiente. Sean sus palabras en broma o no, el desencanto que sintió al descubrir que había estado muerto durante semanas y la bolsa de valores de Tokio no se había desplomado hacia dentro en su ausencia asestó un fuerte golpe a su ego. Hasta esta noche, Doi afirma asimismo que esta conmoción probablemente salvó su no-vida, pues asegura que la docilidad que este trauma le produjo fue confundida con respeto por los Bishamon, así que sobrevivió a su ré sin hacerse enemigos.
Mas después de haber pasado su vida como sarariman, Doi no estaba por la labor de desperdiciar la inmortalidad del mismo modo. En vez de eso, siguiendo un plan de acción cuidadosamente formulado, estableció contacto con los Takeouji, ofreció sus servicios como asesor financiero y comenzó la no-vida de un shifuku. Desde que se unió a los Príncipes de Bambú, Doi ha sido hecho miembro de la Liga Karoshi, una idea que le causa placer puesto que ese no-tan-augusto organismo causó de forma accidental su muerte en primer lugar.
En la actualidad satisface las obsoletas necesidades de los Bishamon una noche, y luego redistribuye su influencia para los Príncipes de Bambú en la siguiente. Doi disfruta con la sensación de que sus talentos hacen más que sostener la economía de otra gerontocracia, pero está empezando a sentirse limitado por su papel como mago de las finanzas Catayano. Murió con tanto por explorar... tal vez ahora sea el momento de comenzar a experimentar todo lo que el Reino Medio tiene por ofrecer.
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