Tras haber vivido, tu personaje también ha muerto. Las circunstancias de la muerte deberían sugeriros a ti y al Narrador posibilidades de infiernos a los que éste puede haber ido, y sin duda afectarán a la perspectiva general de tu personaje sobre la vida y su valor desde el punto de vista de la muerte.
La medicina del Reino Medio es más eficaz que la occidental en lo que se refiere a fallos corporales. Los problemas de corazón, el mal funcionamiento de los riñones y las dolencias similares responden de forma efectiva a los tratamientos con hierbas, las dietas especiales, la acupuntura, etc. Normalmente, las enfermedades son más habituales en los lugares abarrotados, ya que las grandes ciudades y las plantaciones con muchos habitantes producen enfermedades peligrosas más a menudo.
La mortalidad infantil es alta en todas partes en la Cuarta Edad. En algunas zonas especialmente afectadas, más de la mitad de los niños mueren antes de cumplir el año, y hasta los mejores cuidados no bastan para salvar de la décima a la cuarta parte de los niños. Las complicaciones del parto también pueden llegar a ser mortales.
Los niños no exhalan el Segundo Aliento, pero las madres que mueren en el parto sí.
Las enfermedades atacan a personas de todas las edades. En cualquier momento puede desencadenarse una peste que azote a una ciudad, provincia o nación durante meses o incluso años antes de desaparecer. Los médicos honrados hacen lo que pueden para evitar estas crisis, e incluso tienen algo de éxito teniendo en cuenta las limitaciones de sus conocimientos. Aún así, contraer una peste equivale a una sentencia de muerte. Las culturas del Reino Medio y alrededores ven con malos ojos el suicidio, incluido Japón, con su costumbre del seppuku. Sin embargo, lo ven de otro modo cuando se trata de personas que no pueden evitar lo que saben que será un sufrimiento terminal e intentan terminar con su vida de la forma menos dolorosa.
Los daños acumulados también se cobran sus víctimas. Los huesos rotos no siempre se curan a la perfección. Los problemas dentales pueden hacer que el cuerpo sea vulnerable a las infecciones. Las deformidades físicas y la fragilidad empeoran la situación y facilitan el que se sufran otros daños. La mayoría de la gente no muere a causa de un solo accidente, sino como consecuencia de una vida entera de daños. Los personajes fuertes de voluntad pueden aferrarse a la vida con más facilidad que otros, y, por lo tanto, entrar en la otra vida acarreando alguna discapacidad.
La gente que sobrevive a los otros desafíos de la vida llega a una edad avanzada. Algunos ancianos mueren acompañados de allegados apenados que admiran la integridad, la inteligencia y el servicio del fallecido. Otros mueren sin pena alguna, ya que sus familiares y vecinos se sienten aliviados de ver desaparecer a un tirano o un personaje problemático.
Entierros
Las sociedades de la Cuarta Edad tienen ideas muy distintas sobre el respeto debido a los muertos. La doctrina de Confucio impone una ceremonia complicada, en la que el difunto lleva consigo artefactos de varios tipos. Muchas sectas budistas están a favor de la incineración. Los japoneses suelen realizar entierros con rituales tan elaborados como pueda permitírselo la familia. En todos los países se practica la incineración tras batallas con muchas bajas. Lo que comparten estas culturas es la creencia de que hay procedimientos que cuando se respetan hacen que el alma del fallecido se sienta más cómoda y permiten que esta pase a la siguiente fase de existencia. En el Reino Medio, estas prácticas tienen un resultado importante.
Cuando un cadáver se pone a descansar, transportado respetuosamente y honrado al modo de la cultura en cuestión, su alma casi nunca se convierte en Wan Kuei a no ser que el P'o estuviese activo en vida.
El alma puede convertirse en un fantasma y entrar en las Fuentes Amarillas, destino más favorable a los fantasmas chinos que a los desafortunados espíritus de los habitantes de los territorios ocupados, o puede que simplemente obtenga su recompensa final. Si el P'o desciende a Yomi, es poco probable que alcance el Segundo Aliento, ya que el Hun se libera correctamente y no queda punto de conexión alguno.
Los entierros con menos ceremonia crean un resentimiento perenne en las almas de los cadáveres repudiados. Las muertes por peste, desastres naturales, guerra, ataques de bandoleros o usos corruptos del poder dejan tras de sí almas airadas mucho más motivadas para volver a la vida y ajustar cuentas. Un entierro siguiendo la tradición respetuosa de otro puede producir el mismo resultado, simplemente porque el alma anhela lo que sabe (o cree) que es el modo correcto.
Tu Propio Infierno
Tu personaje ha muerto. El P'o se ha separado del Hun y ha entrado en los dominios de Yomi. Si tu personaje era eminentemente e intensamente malvado, puede que le espere algún siervo importante de los Reyes Yama. Lo más habitual es que algún demonio menor le arrebate el P'o a tu personaje como parte de una rutina de las Tierras Espejo. También puede ser que tu P'o haya flotado perdido durante algún tiempo hasta quedar atrapado en el equivalente espiritual de la gravedad y haya sido absorbido hacia el infierno.
La gran mayoría de los Wan Kuei sólo retienen impresiones fragmentadas del tiempo que pasan en Yomi. Sin embargo, tómate tu tiempo para pensar en el infierno al que haya ido tu personaje. Decide los detalles junto con tu Narrador. Consulta Los Mil Infiernos o invéntate uno si no te gustan los que se ofrecen. La idea clave debe ser la pérdida o la corrupción de algo importante para el personaje. Por ejemplo, la Ciudad Infame, castiga tanto a los que odiaban las ciudades y las evitaban como a los que nunca se sintieron a gusto en medio del mundo urbano. El infierno debe ser un lugar donde tu personaje se enfrente a la pérdida de sus esperanzas y sus ambiciones, donde deba sobrevivir volviéndose contra sus propios deseos.
Los infiernos, siendo malos como son en la Cuarta Edad, empeoran con el tiempo. Se crearon antes de lo que ningún observador de la Cuarta Edad pueda recordar, como lugares de corrección e iluminación. En cuanto los Wan Xian pasaron de ser guardianes a ser depredadores, los infiernos pasaron de ser penitenciarías a ser prisiones. No todos sirven para atormentar las almas, sino que muchos sólo sirven para encerrar a almas de manera que no puedan acceder a otro destino. En estos infiernos más tolerantes, las costumbres como el sacrificio de dinero del infierno permiten a los vivos ayudar a las almas que terminan en ellos, así como a las que
van a las Fuentes Amarillas. Incluso en los infiernos gobernados por los Reyes Yama, dedicados a imponer el sufrimiento, a veces hay momentos de relajación. Las almas que han pasado mucho tiempo atrapadas pueden contar historias a los recién llegados sobre cómo ha ido empeorando todo constantemente, y tienen razón. Cuanto más se aparta el mundo de su forma de ser primitiva, peor va todo en la otra vida.
Los Límites del Examen
Recuerda, esto es un juego, no un curso de psicoanálisis. Se basa en elementos de terror y tragedia, y los personajes sufren a menudo. Los jugadores no deben sufrir también. Si prefieres limitarte a escoger unos pocos detalles y olvidarte de los demás infiernos, hazlo. No hay premio especial por un examen más exhaustivo del infierno ni vamos a mandar a la policía del rol a retirarte la licencia para jugar en la Cuarta Edad si prefieres concentrarte en la existencia material más que en Yomi.
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