Hombres Serpiente Nagah

Los Nagah siempre han sido benditos. Lo eran antes incluso de nacer, cuando Vishnu descansaba en los anillos de la Gran Serpiente antes de que se creara el universo. Se les bendijo durante su creación para ser elegidos por el río, al que adoran como una Tercera Madre. Desgraciadamente, esta bendición no parece beneficiar demasiado a los Nagah en sus existencia mundana. Los Nagah fueron los primeros objetivos de los corruptos Wan Xian, que temían su astucia y su capacidad para detectar el engaño. Los Wan Xian hablaban en voz baja de corrupción entre los jueces de las Cortes Esmeralda, después de todo, pero, ¿quién estaba allí para juzgar a los jueces? El resto de las Gentes Feroces y sus sospechas aumentaban.

Los Nagah no culpan a los demás de su miedo, ya que, de hecho, un hombre serpiente traidor seria y fue algo terrible realmente. Sin embargo, culpan a las demás razas por su falta de visión, por fracasar al cuidar de sí mismos y por no ver la corrupción de las Cortes de la Bestia a medida que los susurros insinuantes iban haciendo surtir su efecto. Sin embargo, cuando se descubrió la traición de los Wan Xian, los Nagah no dudaron en acudir a la batalla que se desencadenó a continuación, luchando con colmillos venenosos y garras afiladas como cuchillas al lado de aquellos que habían buscado su sangre. Tras el cambio de edad, los Nagah se apartaron de la sociedad de las Cortes de la Bestia, retirándose a sus ríos ancestrales. Habían dejado creer a los shen del Reino Medio que habían muerto, y, de hecho, en la actualidad quedan con vida menos de 200 Nagah. Estos observan los asuntos de las Gentes Feroces desde la distancia, ofreciendo resistencia de forma anónima dondequiera que pueden. Se ocultan en sus lugares seguros: ríos, Esferas Espirituales Ananta, templos de Vishnu, y economizan sus fuerzas. Está claro que algunos Naga.h nunca llegarán a confiar en las Gentes Feroces o los shen nunca más.

Hay un pequeño grupo de individuos que se hacen llamar la Capucha Escarlata, y cuyo número e identidad son desconocidos incluso para los demás Nagah. Este grupo castiga a los shen y a los mortales molestos de un modo cada vez menos discreto. El castigo es el mismo para ofensas como hacer trampas a los dados y ofensas como la alta traición: una muerte brutal. Los Wani, los espíritus que guían a los Nagah, hablan de su descontento. Los Nagah hacen acopio de fuerzas para el día en que deban mostrarse en el Reino Medio de nuevo o tener tratos con la Capucha Escarlata. Los Nagah pueden adoptar cinco formas: una humana, una casi humana, formas de serpiente normal y gigante, y una forma de guerra terrorífica similar a la de una cobra. En su forma de guerra, los Nagah pueden aplastar a sus oponentes a seis metros o más con anillos de serpiente, picar con un veneno extremadamente tóxico o arañar a sus enemigos con sus garras brutales. Los Nagah muestran una señal clara de su naturaleza bendita: sus metis son invulnerables a la deformidad, y son fértiles. Es ciertamente posible que, sin esta ligera ventaja, los Nagah hubiesen perecido ya al igual que los Okuma.