El Camino de Ébano

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El Camino de Ébano conecta el Yomi con el Mundo Yin como un suave y negro élitro de hueso; une el mundo de los demonios con los Reinos Oscuros de los Muertos y es el único medio de paso entre los dos. Si hubiera tenido el poder para hacerlo, el Emperador de Jade ya lo habría destruido unos momentos después de ser creado, pero ya no puede aniquilar el Camino que calma los vientos de la Tempestad. Sin embargo, le ha hecho todo el daño que ha podido y sus esfuerzos han causado un trémulo movimiento del pasaje. Ahora el Camino parpadea como una llama en la brisa, y por esta naturaleza inesperada se mantiene el tráfico al mínimo. Pocas almas encuentran el Camino, y aún menos son las que conocen los secretos para cruzarlo.

Cuando uno se acerca a él, ya sea por el Yomi o por el Mundo Subterráneo, el Camino de Ébano es imposible de encontrar, o casi, sin un claro entendimiento de los momentos propicios y de sus lugares de manifestación. Siempre está en alguna parte, pero raramente se puede prever su aparición debido a que está impregnado con una esencia de "inexistencia". No hay mapa estándar que sea capaz de llevar hasta él, y pueden ser desperdiciadas grandes proezas mágicas a menos que aquél que lo busque tenga un conocimiento claro sobre la esencia de su objetivo. Es famoso por su negrura en lugares oscuros y su silencio en lugares silenciosos, y está compuesto por la fría y metálica sustancia del Chi Yin corrupto. Incluso aquellas almas que son los suficientemente afortunadas para encontrar el Camino de Ébano que conduce fuera del Yomi, están forzados a atravesar el Foso de Sal y Hierro del Rey Yama Wu Hua, o el infierno de Ti-tsang Wuan. Si un alma intrépida se las arregla para traspasar esos oscuros lugares, sólo lo hará para dar en las horribles profundidades de las Cavernas del Mundo Yin, llenas de Espectros y las paredes cambiantes del Laberinto. Los viajeros saben esto intuitivamente; se dan cuenta de que no hay razón alguna en su viaje y de que sería mejor dejarlo. Continuar es sólo un trauma mayor, y volver por donde se ha venido es un retorno a las agonías del Yomi.

En realidad el efecto que pretende es el de inspirar tal negatividad en los viajeros para que abandonen y le permitan beber el Chi de sus almas. Así se insinúa el Camino de Ébano en las mentes de aquellos que lo recorren, salvo en las de los más fuertes. Por esta razón también es llamado el "Pequeño Infierno de la Desesperación". Siendo tan difícil de encontrar no es utilizado frecuentemente como un método de viaje entre el Yomi y el Mundo Yin. Solamente los propios Reyes Yama y sus generales de más rango conocen íntimamente los secretos del Camino, por lo que pueden viajar por él con regularidad, y están muy contentos con esta situación. Aunque utilizar la Senda Escarlata como ruta comercial con los demonios de Occidente está bien visto y es beneficioso, hasta los Reyes Yama de más fuerte aspecto Yin piensan que es una imprudencia hacer que el Yomi, tan delicadamente construido, pueda ser accesible a criaturas tan obsesionadas con la destrucción y el Olvido.

No hay nada que ilumine el Camino de Ébano: ni sol, ni luna, ni estrellas, ni hongos luminiscentes que puedan ofrecer una fuente de luz, por lo que cualquier tipo de iluminación actuará como un faro para cualquier viajero que lo recorra; marcando el camino de su presa.

Resulta más difícil de atravesar debido al hecho de que el camino en sí mismo es duro y resbaladizo como hielo negro. Debido a su suavidad extrema, sólo los más diestros pueden atravesarlo sin resbalar. Los viajeros precavidos se apartarán del borde, ya que caer por él hacia la Tempestad suele suponer un error fatal y definitivo. Si alguien pierde el equilibrio y cae (cosa que seguramente pasará si no se han tomado precauciones especiales), el Camino empezará a absorber su Chi, ya que un simple contacto con la materia de la que está hecho es suficiente para iniciar el drenaje. Primero robará Chi Yang, pero inevitablemente terminará apoderándose de todas la energías vitales de sus víctimas. La cantidad que uno pierda en una caída depende de lo duro que sea el golpe. Una vez haya perdido toda su reserva de energía será incapaz de moverse y se quedará allí, desvalido, viendo cómo pasan los siglos y perfectamente consciente de todo. La víctimas que han sido drenadas recientemente recuerdan a estatuas hábilmente talladas en obsidiana, y el Camino está sembrado con la efigie de aquellos que han sufrido este destino. Finalmente (de la forma particular en que el tiempo es medido a lo largo del Camino), los vientos de la Tempestad y los pies de los Espectros reducen esos restos a polvo que se lleva la tormenta. Se dice que los Reyes Yama disfrutan decorando sus infiernos con la colección de estatuas de esta senda. Aún no se ha descubierto un método por el que alguien que haya sido transformado de esta guisa puede volver a la vida.

La únicas criaturas que surcan el Camino con alguna frecuencia son los Espectros o el Plasma ocasional que se las arregla de algún modo para vagar por aquí (o cae en el lugar desde la Tempestad). Los Espectros de catas menores puede que consideren el Camino de Ébano una diversión intrigante que difiere de los familiares terrores del Laberinto y puede que no tengan ninguna intención de volver a su "casa."

Hay pocas criaturas que existan aquí casi exclusivamente. Quizá los seres más aterradores son las inquietantes entidades llamadas los Sin Rostro, aunque ciertos Reyes Yama, especialmente Emma-o los han importado a su reino para utilizarlos como perros de presa. Los Sin Rostro son los escombros retorcidos y encorvados de los Espectros que han permanecido en el Camino de Ébano durante mucho tiempo. No hay nada bajo sus harapos e, indefectiblemente, portan máscaras que han robado, forjado o arrebatado usando los oscuros poderes del Mundo Yin. A pesar de su apariencia decrépita son increíblemente rápidos y pueden perseguir a su presa a largas distancias con una velocidad inaudita, pero no es por su rapidez ni por sus habilidades marciales por lo que estas criaturas son legendarias. Cuando los Sin Rostro se despojan de sus máscaras exhiben la negrura integral del Abismo, que empuja a sus víctimas hacia su interior como una fuerte resaca.

Cuando varios de ellos se descubren al mismo tiempo la víctima es literalmente hecha trizas y absorbida directamente por el Olvido. Los Reyes Yama de aspecto Yin utilizan frecuentemente a estos seres porque su velocidad les hace buenos cazadores y porque el ocasional sacrificio directo al Olvido no perjudica su posición en el Mundo Yin. Está claro que los Sin Rostro son Espectros de alguna clase, pero qué es lo que les ha llevado al Camino de Ébano y qué ha causado su blasfema transformación es algo que se desconoce. Ciertos estudiosos sospechan que la respuesta puede encontrarse en su propio nombre, y que los Sin Rostro son Espectros que han perdido su cara realizando acciones impropias en beneficio de los Reyes Yama.

A medida que un viajero se va acercando al mundo de los fantasmas, una gran tormenta explosiona alrededor del Camino: se trata de la Tempestad de los Manantiales Amarillos, y la intensidad de la tormenta es uno de los pocos indicadores que pueda tener un viandante para saber cuán cerca se encuentra del Mundo Yin. Cerca de su final la senda se divide en pequeños caminos gemelos. Si un caminante elige el delta descendente, terminará finalmente en el Foso de Sal y Hierro, que yace a los pies del Camino en el Mundo Yin propiamente dicho. Los lamentos de los espíritus y de Kuei-jin empalados en los capiteles de las torres de Wu Hua se mezclan con los mutables vientos de la Tempestad para crear un réquiem que puede oírse mucho antes de que su fuente sea visible. La mayoría de los viajeros inteligentes se dará la vuelta en este momento e intentará tomar el otro delta, sólo para descubrir que han perdido su senda.

Aunque es posible encontrar el Camino de Ébano nuevamente utilizando cualquier conocimiento o técnica que se hubiera usado primeramente, hacer eso conlleva una intensa búsqueda y una gran cantidad de tiempo; un tiempo que le sirve a los sirviente de Wu Hua para descubrir a intrusos. Una vez un extraño ha sido capturado e interrogado de forma intensiva por los diferentes escalafones de la armada del Rey Yama, es posible que su voz se añada a los gritos de aquellas almas empaladas sobre los capiteles, por lo que el viaje habrá llegado a su fin. El otro camino sube y deposita a los viajantes en las faldas de la dentada montaña sobre la que está construido el Ti Yu, la Prisión de la Tierra de Ti-tsang Wang. El camino está vigilado fuertemente por los sirvientes de Yu Huang y los "carceleros demoníacos", y antes de que nadie pueda tomar está ruta se dará de bruces con una empalizada impenetrable formada por guardias extremadamente armados. Los viajeros, habiendo decomisado el derecho a un juicio "justo", serán enviados al largo viaje hacia el Infierno.

Saltar por el borde justo antes de que el Camino se bifurque enviará al personaje directamente a la Tempestad y no se volverá a oír de él (amenos que conozca el Arcano Argos y haya algún tipo de "intervención"). Saltar después de la bifurcación tendrá el mismo resultado, pero los vientos son notablemente más débiles en este punto y, en vez de perderse el personaje caerá desde una gran distancia mientras es abofeteado por los vientos y golpeado por los objetos perdidos. Después de un tiempo indeterminado disfrutando de esta caída libre (más de un segundo pero menos de una vida; ya que el tiempo se mueve de forma muy curiosa en los bordes del Yomi) el viajero dará con sus huesos en alguna parte de los intestinos del Laberinto, por lo que deberá tratar con sus peligros y sus trampas.

Aunque el Camino de Ébano no es, desde luego, un método sencillo de viaje entre el Yomi y el Mundo Yin existen rumores sobre un puñado de expertos operativos en los Manantiales Amarillos que han intentado crear una clase de "ferrocarril subterráneo" para liberar a las almas atrapadas de las garras de los Reyes Yama. Parece improbable que el Emperador de Jade permitiera tal cosa, pero no tiene por qué estar enterado de todo lo que sucede en su Imperio necesariamente.

La Pendiente Resbaladiza

El Camino de Ébano es tan resbaladizo que los personajes no podrán cruzarlo a pie, pero ellos no tendrán ninguna forma de saber esto antes de tiempo. Los jugadores deberían tirar Destreza al principio de cada turno en que sus personajes se encuentren sobre el Camino. La dificultad para caminar normalmente es 8; y para estar de pie solamente 6. Si la tirada acaba en fallo, el personaje caerá y perderá un punto de Chi y, si ha sacado algún 1, también perderá un Nivel de Salud debido al duro contacto con el suelo. Los Narradores deberían dar la oportunidad de volver al punto de partida una vez que se hayan dado cuenta de la situación. El Camino de Ébano es una trampa mortal sólo para los poco perspicaces: patinar, volar o, de alguna otra manera, pasar sobre el suelo sin tocarlo, mejorará drásticamente los índices de supervivencia; sólo los tontos y los cabezotas insistirán en derrotar al Camino en sus propios términos.
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