Un rápido vistazo a este lugar lo hace parecer una enorme llanura blanca cubierta de lo que aparenta ser fina arena pálida. No hay sol, pero el cielo no es particularmente oscuro. Muchos de los que llegan aquí suspiran aliviados, creyendo que han conseguido engañar al destino de alguna forma, o que el Yomi no es tan terrible como habían oído. Sólo entonces se percatan de que la arena se arrastra bajo sus pies. Otras veces la realidad de la situación queda clara cuando un gusano demoníaco del tamaño de un elefante sale violentamente de la arena para atrapar a un intruso. Después de unos momentos, el hedor de la podredumbre golpea totalmente a cualquier viajero, y la peste de la decadencia asfixia a todo el que sea tan desafortunado para necesitar respirar.
El dominio está repleto de gusanos y otros seres carroñeros, y no existe respiro en este lugar de decadencia y podredumbre.
El dominio pertenece a Rangda, la Señora de la Pestilencia, y es un lugar de tormento para los pecadores que hallaron su final a causa de la enfermedad, lo que incluye la radiación nociva, el cáncer y los efectos de agentes biológicos para fines militares. Las almas que están aquí atrapadas se encuentran cubiertas con signos amplificados de la afección que acabó con ellos: los tumores crecen enormemente y cuelgan del cuerpo como bolsas de podredumbre, úlceras enormes de color rojizo cubren la piel y las víctimas de enfisema escupen al toser trozos de pulmón del tamaño de un puño. No lleva mucho tiempo el que los tumores y las llagas abiertas atraigan la atención de los gusanos y, en unos cuantos días, un alma atrapada aquí puede sentir cómo su piel se arrastra, literalmente.
Las almas comidas por gusanos de este dominio pueden verse por todas partes gritando de dolor, arrancándose la propia piel en vanos intentos de deshacerse de las cresas que los comen vivos. Hay pocos lugares que ofrezcan desahogo, aunque los enormes huesos de cosas ahora muertas se alzan por la llanura ofreciendo alguna esperanza. Esos cadáveres de bestias titánicas no pueden proteger de su sufrimiento a todos los condenados; hay cientos de víctimas que buscan en esos lugares un respiro, por lo que, inevitablemente, siempre hay un décimo que se sube a un hueso que sólo aguanta nueve y la estructura se rompe o dobla, haciéndoles caer a todos sobre la masa de gusanos hambrientos. No hay edificios ni otras construcciones, y cualquiera que sea construido desaparecerá bajo una ola de gusanos casi inmediatamente.
Rangda y sus servidores de aspecto más humanoide vagan por este infierno impunemente. Ninguna criatura ataca a la Reina Yama o a sus lugartenientes, aunque cualquier
otro empezará a formar parte de la retorcida cadena alimentaria. Incluso los que están sanos descubren que los gusanos de este dominio, a diferencia de sus contrapartidas del Reino Medio, encuentran agradable al paladar el sabor de la carne saludable.
Lugares de Importancia
La Gran Bestia
Dentro del Infierno de los Gusanos que te Comen Vivo existe una formación que parece ser una gran montaña blanca. Es el hogar del más vil de todos los habitantes del dominio. A medida que uno se aproxima a éste lugar comienza a entender por qué: la formación que parece ser una montaña resultan ser los restos de una criatura de inmensa envergadura que, tiempo atrás, murió en este lugar. Algunos dicen que la bestia estaba allí antes incluso que Rangda y que lleva muerta más tiempo que vivo el mundo. Las criaturas que ase alimentan de ella la cubren como un manta, pero aún pueden verse todavía aleteando jirones de carne rosada y masticada en la brisa hedionda. Qué es lo que fue la criatura en su tiempo es algo imperceptible, debido a la maraña de gusanos que la cubren y hay quienes afirman que la naturaleza de la bestia que descansa allí no la sabe ni la misma Rangda; hay quienes cuentan que ella deseaba este dominio y que el poderosos señor que lo poseía tomó la envergadura de un pequeño continente para poder aplastar fácilmente a la joven reina, pero que ésta afectó a su agresor con todas las enfermedades al mismo tiempo, le destruyó y se construyó con él un nicho en los Mil Infiernos.
En cualquier caso, parece que va a tardar una eternidad en ser devorado por completo y las criaturas que se alimentan de este cadáver son, sin duda, las mayores y más agresivas del dominio, llegando algunas a haber alcanzado el tamaño de una ballena azul, mientras que las menores son, al menos, de dos metros de largo. Parece que estos animales también han desarrollado una especie de inteligencia rudimentaria y un método de comunicación que les permite actuar de forma sincronizada.
• ¿Qué es la Gran Bestia? La naturaleza de la Gran Bestia es origen de
intensos debates entre las almas que la han visto. Algunos creen que está ligada, de algún modo, a la creación y que, cuando ya no esté, el universo dejará de existir. Otros opinan que se trata del cadáver de una entidad olvidada hace mucho tiempo, que dominaba el lugar antes de que éste fuera corrompido y se anexionase al Yomi.
En tiempos pasados, un temerario chin'ta entró en este infierno para observar a la bestia. Ingeniándoselas de alguna forma para escudarse del lugar y sus habitantes, se sentó y observó. Regresó al monasterio cuatro días después, pálido y febril. Durante mucho tiempo sólo emitió gritos ininteligibles. Incluso su compañero del alma sólo fue capaz de escuchar dos palabras antes de que se quitara la vida: -"Se movió".
La Fosa de Incubación
Cuando un alma de este infierno ha sido prácticamente consumida o se ha mostrado merecedora de servir a Rangda, es traída a este lugar. La fosa late con energía Yang corrupta y está vigilado por los servidores más agresivos de la Reina, que lanzan al interior de la fosa a las almas escogidas, cerrando después la abertura superior. Tras un tiempo el alma sufre un proceso de transformación: las energías corruptoras del pozo modifican el cuerpo y la víctima emerge como un servidor de la soberana. Algunos se alzan como manantiales humanos de la plaga y la enfermedad, mientras que otros son transformados en horribles gusanos para que actúen como soldados y vigilantes del suave y blanquecino ejército de la Reina de la Pestilencia. Aquellos que estaban demasiado consumidos, o que eran muy débiles, son absorbidos por el pozo, reforzando a la señora en su dominio.
Habitantes
Las palabras empleadas para definir a la mayoría de los habitantes de este infierno pertenecen a un mismo campo
semántico: desagradables, horribles, asquerosos... A excepción de los akuma, y los zombis repletos de enfermedades que sirven a Rangda de forma ocasional, no hay nada que pueda pasar vagamente por humano. La mayoría de los seres que habitan aquí son gordos gusanos blancos cuyo único propósito es comer.
Aunque la reina no se preocupa de la versión madura de sus mascotas, todos los gusanos se convierten en moscas que, en este dominio, son particularmente maliciosas: monstruosidades iridiscentes que vuelan formando enjambres grotescos, devoran la carne viva y ponen huevos en las víctimas paralizadas. Como si este lugar estuviera necesitado de algo más malvado, el modo en que las moscas consumen a su presa es especialmente repugnante: vomitando ácido de su probóscide disuelven la comida fuera de su cuerpo y, luego, sorben la masa líquida resultante. Convertirse en alimento, o en anfitrión, de uno de estos insectos es el destino más cruel de este reino y Rangda azuza sus moscas contra aquellos que la desagradan especialmente.
Los gusanos y demás carroñeros del lugar (buitres, escarabajos, hienas y moscas enormes) no suelen tener mente, aunque poseen una jerarquía instintiva indiscutible. Las criaturas más fuertes y grandes dirigen a las otras para asegurarse de que no haya alma en este infierno que no alimente a los gusanos.
La mayoría de los demonios de aspecto gusanoide son de poca envergadura, aunque dejarían empequeñecidas a la mayoría de las cosas vivientes del Reino Medio. Pocos son lo suficientemente inteligentes para hacer otra cosa que no sea devorar las almas que Rangda les trae. Sin embargo, algunas pueden ser entrenadas y se las envía al mundo físico para ayudar en sus asuntos a los akuma.
Aparte de los gusanos y los akuma, los sirvientes favoritos de esta soberana son los zombis de plaga, muertos que caminan cuyo cuerpo ha sido saturado por completo con enfermedades. Cualquiera que los toque estará bajo riesgo de contagiarse y bordeando la muerte. La Reina Yama manda a menudo a estas criaturas (disfrazadas como hombres y mujeres atractivos) a las regiones menos desarrolladas del Reino Medio para extender aflicciones. En lo que a personalidad se refiere, suelen mostrarse bastante planos, pero su apariencia incitadora asegura que sean capaces de tocar a los otros y extender sus contagios a las masas.
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