Este nombre es un equívoco, ya que el dominio no está lleno de aceite hirviendo, sino de un suministro de sebo humano. Trozos de grasa ardiente y quemada flotan sobre un océano de espeso sebo hirviente. Una espuma gris oscuro de hez sobrecalentada flota por la superficie en algunos de los lugares.
La atmósfera es nublada, con humo marrón y una delicada calina grasienta. El hedor es insoportable, y aquellos que llegan y consiguen mantenerse en la superficie (ya sean humanos u otra cosa) vomitan incontroladamente, añadiendo a la repulsiva mezcolanza el contenido de sus estómagos.
Aquellos pocos que consiguen abandonar este lugar nunca son capaces de desprenderse del hedor totalmente, y, en ocasiones, éste es capaz de ser lo bastante potente como para afectar las relaciones sociales.
Hay poco que ver en este infierno: humo, grasa, espuma, sebo troceado y los cuerpos retorcidos de los atormentados; lo que no supone mucha diferencia ya que muchos de ellos tienen los ojos escaldados hasta la inutilidad unos momentos después de entrar en el dominio.
Este infierno es primordialmente un lugar de castigo para aquellos que fueron glotones, es aquí donde el ejecutivo corpulento y burócrata orondo son perseguidos por los excesos de sus vidas. Como ocurre en los demás infiernos éste preserva a sus víctimas hasta que han sufrido suficiente. Dado el estado moral de los negocios en el Reino Medio eso puede suponer mucho tiempo.
El Rey Yama de este lugar es, quizá, el menos humano de todos. Su nombre es Hluh y se piensa que se trata de una criatura gelatinosa que recuerda a una enorme medusa acorazada del tamaño de una isla, con bocas llenas de dientes afilados en el extremo de cada uno de sus tentáculos. Dada la naturaleza del lugar que ha escogido, es muy poco probable que dicha criatura exista de alguna forma que la
mente mortal puede comprender con facilidad (o comodidad). De todos modos, eso no supone diferencia alguna para aquellos que están atrapados aquí, ya que se queman y hierven de la misma manera.
Lugares de Importancia
Las Bolsas
Este infierno no tiene mucha relevancia respecto a lugares específicos, pero presenta un fenómeno que merece mencionarse. Ocurre, de vez en cuando, que una enorme burbuja de aire fresco procedente de uno de los dominios de tendencia Yin flota por el lugar congelando la grasa a su alrededor. Esas bolsas de aire se mantienen, durante un tiempo, seguras del ardiente infierno exterior y pueden utilizarse como coberturas temporales, aunque con cuidado:
Primero, esas bolsas de aire son, a menudo, hogar de algunos de los demonios repulsivos que viven en este reino. Algunas de estas criaturas son capaces de conducir y mover las burbujas para "viajar" en ellas. Buscar cobijo en tales lugares es arriesgarse a enfrentamientos con los dueños originales.
Segundo, se sabe que esas burbujas "implosionan" cuando viajan por una corriente de sebo especialmente caliente y, cuando ocurre, todo lo que hay en su interior queda inundado con tisú y aceite hirviendo, por lo que aquellos en su interior no se suelen encontrar preparados para el repentino explosionar y, a menudo, se ahogan entre boqueadas de sebo hirviente: esos desafortunados obtienen el don incomparable de freírse también desde dentro.
Habitantes
Los demonios de este lugar no tienen nombre, rostro ni, en muchos casos, conciencia de sí mismos. Muchos son enormes organismos parásitos que recuerdan vagamente a lombrices quitinosas que nadan por la superficie burbujeante. No hablan pero en ocasiones se les escapa una risa gorgoteante y cavernosa. Uno de los hábitos favoritos de estos monstruos es la de arrancar trozos de grasa de las víctimas y que se resistan para luego tirarla al mar, esperando a que se funda; una vez que se ha diluido arrojan a la fuente del material al charco para que se cueza en sus propios despojos.
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