El Señor Vagabundo

Entre los enigmas del Yomi, el Señor Vagabundo es, quizá, uno de los mayores, incluso para sus compañeros Reyes Yama. No tiene dominio, ni sirvientes, y parece estar igual de cómodo tanto en el Inframundo como en el Reino Medio. Ninguna de las horribles condiciones de los 1000 Infiernos parecen afectarle, y ninguno de los Reyes Yama le ha superado en alguna forma. La mayor pregunta respecto a esta entidad no es quién, sino qué es. A diferencia de sus compañeros, no parece tener interés en reunir almas. Debido a que esto es, junto a la recolección de Chi corrupto, lo que yace en el corazón de todo soberano infernal, la pregunta es: ¿de dónde consigue su fuerza? Nadie lo sabe, aunque la especulación rampa por el Reino Demoníaco.

Algunos han sugerido que se trata de Yama (La Muerte) en persona. Si esto es así, es posible que todas las almas que han muerto le hayan pagado una especie de diezmo espiritual, lo que sin duda explicaría la fuente de su poder. Sin embargo, muchos reniegan de esta idea, ya que los Reyes Yama son expertos en arrancar el Chi de los espíritus y ya habrían notado algo si otra entidad estuviera sangrando a los habitantes de su reino. Otra explicación que irrita a los propios Reyes Yama es que se trate del Emperador Demonio en persona. Aquellos que lo creen así caen en dos campos distintos: los primeros, piensan que el cargo de Emperador Demonio es algo totalmente predestinado y que los Reyes Yama son estúpidos al luchar entre sí, tratando de alterar aquello que ya está escrito. Si esto es cierto, esta entidad sólo necesitaría continuar con su existencia para asegurar su Reinado de la Sexta Edad. La segunda interpretación, es que se trata del Emperador Demonio que ha vuelto al pasado para prevenir una calamidad futura, o para asegurarse de que su reinado se hace realidad. Sólo el tiempo dirá si una de estas teorías es cierta. Si realmente se trata del Emperador Demonio, no tendría que recolectar almas, ya que todo lo que hay en el Yomi es suyo.

Viejos fantasmas sabios y Kuei-jin de inclinación espiritual, tienen otra teoría con respecto al Señor Vagabundo, que se basa en el hecho de que esas criaturas deben luchar contra sus propias naturalezas oscuras: quizá se trata de una manifestación del P'o de un poderoso Arhat o un fantasma poderoso. Se ha especulado, de vez en cuando, que pudiera tratarse del P'o de la Reina Escarlata o del Gran Arhat Xue, o el de la misma Augusta Personalidad de Jade. Si esto es cierto, el Señor Vagabundo sería tan retorcido y aterrador como iluminados y puros son sus contrapartidas. Pero, como sucede con las otras teorías, esto es sólo especulación.

Sea lo que sea, se sabe que el Señor Vagabundo existe. Hay demasiados seres que se lo han encontrado como para tomarlo por una leyenda. Y, aunque nadie puede saber si se asocia con el poder del Yin o el Yang, el Infierno o el Cielo, es definitivamente real. Los presagios sugieren que su presencia nunca es accidental, sino parte de un horrible e intrincado designio. Es como el ojo del huracán: donde quiera que va, le siguen la corrupción y la discordia, pero él permanece intacto. En el siglo XX se sabe que ha sonreído tres veces: una cuando China invadió el Tíbet, y otras dos coincidiendo con las detonaciones atómicas sobre Japón. Sus metas se desconocen. Hay ocasiones en las que ha ayudado a aquellos que lo necesitaban, sin razón posible. Otras veces manipula los hechos de forma en que puedan sufrir cientos. No ofrece ninguna explicación y los otros Reyes Yama, quizá temiendo la respuesta, no se la piden.

No tiene forma definida: ha aparecido como hombre y mujer, joven y viejo, humano, y otras cosas... Las formas que elige se adaptan a aquél con el que trate. A un niño se le aparecerá como otro niño, o una adulta de confianza; a un Kuei-jin como un mortal indefenso o un noble ancestro; y, a veces, se ha manifestado como una ráfaga de viento o un susurro. No cuenta con sirvientes regulares, sino que manipula a los otros para que le sirvan, aunque éstos rara vez se dan cuenta de que lo están haciendo. Incluso las almas más virtuosas se percatan de que han actuado en beneficio del Señor Vagabundo.