También impide la investigación de vacunas y de tratamientos que enllentezcan la propagación de su poder. Actualmente, su nación favorita es Tailandia. Con más de la mitad de la población infectada de VIII, es una bomba de relojería que empezará muy pronto la retrocuenta. Cuando lo haga, espera que la marea de almas que llegue hasta su dominio le permita pugnar agresivamente por la posición de Emperador Demonio. También ha empezado a recolectar los espíritus de aquellos que han llegado a su vera tras haber fallecido de cáncer y de otras extrañas afecciones, originadas por la exposición a residuos tóxicos. El aire y contaminación de las grandes urbes de China le proporcionan una gran cantidad de almas y Chi corrupto. También se dice que está detrás de la propagación del Covid-19. Se cuenta entre los pocos señores del Yomi que tiene interés en el poder nuclear y los avances biomecánicos para la guerra. Los envenenamientos y cánceres, que han causado estas nuevas tecnologías, han incrementado su poder de forma considerable. Sólo el tiempo será capaz de decir si tendrá oportunidad de utilizar estos utensilios en su beneficio antes de que llegue la Sexta Edad. El deseo más profundo de esta Reina Yama es un gran conflicto donde las armas nucleares, químicas y biológicas sean utilizadas en conjunto, ya que tal suceso le aseguraría el Trono Demonio.
Rangda puede asumir muchas formas, pero su favorita es la de una mujer cubierta de heridas y pústulas supurantes. Está desnuda, salvo por un jirón de taparrabos a su cintura. Su cabello luce largo y negro. Aunque sus rasgos son adorables, su apariencia contaminada por la enfermedad es suficiente para provocar a los de más fuerte voluntad que giren el rostro repugnados.
Sus sirvientes son muy variados. Ocasionalmente, utiliza akuma, especialmente aquellos que tienen influencia sobre la sanidad; prefiere utilizar esos agentes silenciosos para boicotear la investigación de enfermedades y promover la búsqueda de armas biológicas. Para trabajos menos sutiles, emplea a criaturas criadas de los gusanos infernales de su reino. Son la personificación de la enfermedad, llenos de radiante energía Yang, y tienen cuerpos blandos, que tienden a la decadencia y la podredumbre mejor que ningún otro agente. Sus apariencias son muy variadas, pero su función siempre es la misma: servir a su reina, infectando a aquellos que les rodean. Esto también se aplica a los demás sirvientes, los zombis de plaga, a quienes satura con enfermedad y crea atractivos, para luego enviarlos a infectar a cuantos más habitantes del Reino Medio puedan. Ningún otro agente de Rangda obtiene tanto éxito, y los Kuei-jin buscan destruir tales seres en cuanto pueden aunque sólo sea para proteger a sus descendientes mortales.
En el Fuego Sagrado
El 12 de mayo de 1998, la India probó su primera arma nuclear. Las secuelas militares y políticas se hicieron sentir por todo el globo. En pocos días Pakistán, Irán y muchas otras naciones declararon que se veían obligadas a armarse nuclearmente, como resultado de la clara demostración hindú. Ahora, la India hace que muchas de las naciones con armamento nuclear se pongan nerviosas. Los Estados Unidos eran la cabeza del frente de oposición y condena de las tácticas de la India, pero China (más cercana) parecía tener más causas de preocupación. Y eso es, precisamente, lo que desea Rangda.
Desde los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki la mayoría de los Reyes Yama ha estado cavilando respecto al potencial de la Guerra Nuclear. Con el tiempo, muchos han decidido que quedaría muy poco del mundo espiritual como para que el esfuerzo valga la pena, y la gran cantidad de almas destruidas por las explosiones queda tan corrompida que resulta inútil, incluso para un Rey Yama. Por eso ahora buscan poder en otras partes.
Rangda no. Cree que tiene la clave para recolectar las almas de los muertos por vía nuclear. Aún mejor, si el intercambio de bombas es suficientemente grande, piensa que podría desgarrar las devastadas líneas dragón de los países cercanos y canalizarlas directamente a su infierno. Por lo que, mientras el Rey Yama se enroca y medita en su hogar maldito, sus servidores leales toman la forma de generales y oficiales nucleares de China, India, y Pakistán. Todos ellos dicen lo mismo, cantándolo como un mantra: "No debemos echarnos atrás". Sea cual sea el caso, cuando llegue la Sexta Edad, si Rangda sigue por este camino lo más probable es que desaparezca en medio de una gran explosión.
Sus sirvientes son muy variados. Ocasionalmente, utiliza akuma, especialmente aquellos que tienen influencia sobre la sanidad; prefiere utilizar esos agentes silenciosos para boicotear la investigación de enfermedades y promover la búsqueda de armas biológicas. Para trabajos menos sutiles, emplea a criaturas criadas de los gusanos infernales de su reino. Son la personificación de la enfermedad, llenos de radiante energía Yang, y tienen cuerpos blandos, que tienden a la decadencia y la podredumbre mejor que ningún otro agente. Sus apariencias son muy variadas, pero su función siempre es la misma: servir a su reina, infectando a aquellos que les rodean. Esto también se aplica a los demás sirvientes, los zombis de plaga, a quienes satura con enfermedad y crea atractivos, para luego enviarlos a infectar a cuantos más habitantes del Reino Medio puedan. Ningún otro agente de Rangda obtiene tanto éxito, y los Kuei-jin buscan destruir tales seres en cuanto pueden aunque sólo sea para proteger a sus descendientes mortales.
En el Fuego Sagrado
El 12 de mayo de 1998, la India probó su primera arma nuclear. Las secuelas militares y políticas se hicieron sentir por todo el globo. En pocos días Pakistán, Irán y muchas otras naciones declararon que se veían obligadas a armarse nuclearmente, como resultado de la clara demostración hindú. Ahora, la India hace que muchas de las naciones con armamento nuclear se pongan nerviosas. Los Estados Unidos eran la cabeza del frente de oposición y condena de las tácticas de la India, pero China (más cercana) parecía tener más causas de preocupación. Y eso es, precisamente, lo que desea Rangda.
Desde los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki la mayoría de los Reyes Yama ha estado cavilando respecto al potencial de la Guerra Nuclear. Con el tiempo, muchos han decidido que quedaría muy poco del mundo espiritual como para que el esfuerzo valga la pena, y la gran cantidad de almas destruidas por las explosiones queda tan corrompida que resulta inútil, incluso para un Rey Yama. Por eso ahora buscan poder en otras partes.
Rangda no. Cree que tiene la clave para recolectar las almas de los muertos por vía nuclear. Aún mejor, si el intercambio de bombas es suficientemente grande, piensa que podría desgarrar las devastadas líneas dragón de los países cercanos y canalizarlas directamente a su infierno. Por lo que, mientras el Rey Yama se enroca y medita en su hogar maldito, sus servidores leales toman la forma de generales y oficiales nucleares de China, India, y Pakistán. Todos ellos dicen lo mismo, cantándolo como un mantra: "No debemos echarnos atrás". Sea cual sea el caso, cuando llegue la Sexta Edad, si Rangda sigue por este camino lo más probable es que desaparezca en medio de una gran explosión.






















0 comments:
Publicar un comentario