Los Kuei-jin tienen en el Yomi un enemigo más terrible que ningún otro, su nombre es Tou Mu. Mientras que los otros Reyes Yama consideran que los Kuei-jin del Reino Medio son meros utensilios o enemigos vencidos, la Emperatriz de Hierro no ha olvidado los esfuerzos de los Wan Xian contra ella, y los Kuei-jin sufren su ira como resultado.
Tou Mu se encuentra entre los más maliciosos de los Señores Infernales, y es este
odio lo que la ha llevado tan cerca del Trono Demonio. Es, con mucho, la más conocida
de entre todos los Reyes Yama, quizá porque,
a diferencia de los otros, que buscan expandir la
maldad bajo una multitud de formas, ella siempre
se manifiesta de la misma manera: una mujer embutida en una armadura completa, con una
máscara cornuda y guanteletes semejantes a garras en cada uno de sus dieciocho brazos. Su cabello largo fluye dejando atrás la férrea máscara bajo la
que crece, siendo el único toque humano que se permite.
Fue creada por la Reina Escarlata y el Dragón de Ébano como un demonio que castigara a los arrogantes e inmisericordes, mandato que se volvió una falacia cuando Tou Mu probó el primer bocado de Chi corrupto, ya que pronto sobrepasó a sus víctimas en orgullo y crueldad. Tentar a los mortales para que cometan atrocidades se convirtió en una forma de arte para ella. Hizo mapas de los territorios que ocupaban el odio, la codicia y la lujuria dentro del corazón humano y daba la bienvenida a más y más almas a su infierno, para después conducirlos a cadenas de acontecimientos que nunca habrían sido capaces de suponer. Así se convirtió en una de los principales Reinas Yama en eras tempranas.
Entonces fueron creados los Wan Xian. Los Diez Mil Inmortales fueron traídos a la vida por la Augusta Personalidad de Jade como guardianes del Reino Medio y se les proporcionó una tremenda iluminación para proteger su carga. Con su llegada, las maquinaciones de los Reyes Yama se rompieron como seda pobremente hilada.
La Emperatriz de Hierro observaba llena de furia como sus engaños
eran descubiertos y sus servidores exterminados. Cuando intentó castigar al excelso Lei-Tsu, éste llamó a su ejercito de otros inmortales y destruyó el Avatar de la Emperatriz de Hierro. De todos los Reyes Yama, ella fue la que sufrió más claramente a manos de los nobles Wan Xian. Pasaron décadas antes de que pudiera engañar a Lei-Tsu y sus fuerzas para llevarle al Infierno de Ser Despellejado Vivo, donde abrasó sus cuerpos y los reformó cientos de veces para que pudieran comenzar a entender la magnitud de su disgusto.
Durante un periodo de tiempo en la Tercera Edad, Tou Mu abandonó el camino de la tentadora y dejó en paz al Reino Medio. Su atención había sido captada por las oscuras entidades que acechaban más allá de los límites del Mundo Yang. Se sabe que aún parlamenta con ellos, pero las
finalidades que persigue al hacerlo son desconocidas. Cuando llegó la Cuarta Edad, la Reina Yama volvió a ser capaz de gozar con sus maquinaciones contra el Reino Medio y sus compañeros: fue ella la que introdujo las ideas sobre Aquellos del Exterior en la mente de Shau-Yar-Han, que le llevaron a la destrucción y la locura.
La Quinta Edad ha resultado muy cómoda para la Emperatriz. Parece que no exista nadie que no haga su voluntad, a cambio de un pequeño regalo o favor. Sólo en el siglo pasado, China ha presenciado suficiente carnicería y opresión como para llevarla al trono de Emperador Demonio, un destino que piensa alcanzar antes de que termine el nuevo siglo.
Sus tres ojos serpentinos brillan, sin nunca parpadear, bajo su máscara de hierro. Al final de cada uno de sus dieciocho brazos sujeta algo mortal, repugnante o increíble: una cabeza de dragón escupiendo fuego, un antiguo pergamino, una flor de loto, la cabeza de un bebe, y un gallardete negro del que gotea la negrura del olvido...
La mayoría de estos objetos son artefactos de gran poder que Tou Mu ha recolectado para reforzar su red sobre el Yomi. Blandidos a la vez, la hacen virtualmente invulnerable incluso fuera del Infierno del Ser Despellejado Vivo. Nada pone más nervioso a los otros Reyes Yama que tener que enfrentarse a Tou Mu a campo abierto, pero aún tienen que unirse para impedirla ascender al Trono Demonio.
Es la única de los Reyes Yama que se niega a utilizar akuma como sirvientes, ya que incluso los Wan Xian corruptos resultan repulsivos para ella. La mayoría de sus seguidores son bestias inmensas y retorcidas, capaces de soportar las condiciones más hostiles de su infierno. Los más duraderos son las tortugas arenosas, que parecen el cruce entre un rinoceronte y un anquilosaurio. Tienen el tamaño de una casa de cuatro plantas
e hibernan bajo las constantes arenas del dominio. Cuando sienten una presa, o que su señora las llama, se alzan desde el suelo como arañas de tubo. Tou Mu tampoco tiene inconvenientes en utilizar a Bakemono o hengeyokai corruptos en ocasiones, pero su peón favorito son los mortales porque piden menos y sus acciones llevan al mayor horror y sufrimiento.
La Panoplia de Hierro
La infame panoplia de hierro de Tou Mu hace mucho más que escudarla de los abrasivos vientos de su dominio. Muestra frecuentes signos de inteligencia, moviéndose por sí misma para proteger a su dueña de peligros inesperados. Puede producir un variado arsenal de armas de su propia sustancia, que incluyen hojas serradas, cadenas de hierro terminadas en garfios, shuriken, protuberancias perforantes y tentáculos metálicos. Algunos piensan que se trata de una entidad demoníaca independiente, vinculada a Tou Mu, mientras que otros sugieren que se trata de lo contrario. Hay quien piensa que fue un presente de Aquellos del Exterior pero, a pesar de su naturaleza, cambia continuamente acorde con los deseos de su dueña. Cuando tiene encuentros con Aquellos del Exterior, se presenta tendinosa y tecnorgánica, o, si está en el fragor de la lucha, tiene aspecto tosco, semejante al rudo trabajo de un herrero primitivo.
Siempre retiene ciertos rasgos: una corona de cuernos, tres aberturas para los ojos y agudas garras ganchudas en los guanteletes. Nunca es de otro color que no sea un gris pétreo y férreo y nunca muestra abertura para la boca. Todos estos rasgos han quedado como marcas personales de la Reina Yama: es importante que Tou Mu sea reconocida como lo que es, y por quién es, en todo momento. Caiga el infortunio sobre aquellos que intenten aparentar que son ella.
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