Desolado y hostil, frío y carente de luz, Kakuri es epítome de la manifestación más corrupta del principio Yin. Emma-o, señor del mundo nocturno japonés y, quizá, el mayor de todos los Reyes Yama que existen, rige este escalofriante mundo de los muertos. Incluso aquellos que visitan brevemente este lugar se encuentran con que los horrores del Kakuri aún embrujan sus almas años después.
La primera cosa que llama la atención a los visitantes (si viven el suficiente tiempo para ello) es que la oscuridad no tiene fin. No existe luz que disipe la noche infinita que agrada
Emma-o, no hay alba que proporcione esperanza a aquellos que están atrapados aquí.
En ocasiones la nieve que blanquea el paisaje infernal ofrece un leve destello blanco, pero solo se trata de un suave brillo para permitir que las almas atormentadas observen su propia mutilación infinita.
Los vientos de Kakuri son amargamente fríos. Transportando cristales de hielo afilados como dagas, se abren camino a través de la ropa y cortan la carne suave que hay debajo. Colocarse contra el viento en Kakuri es una forma excelente de quedarse ciego, y hay algunos viajeros desafortunados que han sido despellejados hasta los huesos en cuestión de minutos por ráfagas de aire especialmente feroces. La mayoría de las veces el propio Kakuri representa suficiente tortura para mantener satisfecho a Emma-o.
La geografía básica del lugar imita la del norte del Japón: la tierra es gélida y rocosa, con altas cordilleras montañosas y extraños manantiales de agua hirviendo; pero, a diferencia de su contrapartida en el mundo físico (que puede mantener a unas pocas comunidades), este infierno no ofrece nada a sus habitantes. Allí donde un viajero podría encontrar algún pequeño prado en las tierras físicas, en el Yomi el familiar paisaje produce un campo de cultivo de pequeñas espadas negras que cortan la carne de los descuidados. Las piedras, las colinas y las playas están compuestas por un romo cristal negro que absorbe las energías de aquellos que utilizan estos lugares para descansar. Aunque existen unos pocos asentamientos, generalmente se encuentran ocupados por los agentes de Emma-o. Las almas de los condenados que están atrapadas aquí tienden a vagar sin descanso, tratando en vano de evitar las lentas torturas del lugar. Los que visitan este infierno pueden observar que dentro de las colinas y las grandes rocas de cristal del lugar yacen las almas atrapadas que han sido totalmente absorbidas por el terreno; no pueden ser auxiliadas de ningún modo, ya que son tan parte de la tierra como el propio Emma-o. Los que pasan por allí aún pueden oír sus llantos, pero todos los intentos de romper el cristal solo tendrán repercusión para el que intenta el rescate.
Incluso si uno consigue evitar ser sorbido o lacerado por el terreno, aún aguardan terrores todavía mayores. La esencia misma del infierno llevan dentro de sí el alma de los que están allí atrapados. El primer efecto se manifiesta como una sensación general de apatía, que con el tiempo crece hasta convertirse en alienación y doloroso asombro. Finalmente, todos aquellos atrapados en el Kakuri no desean otra cosa que echarse a dormir, abandonándose al frío infinito, y despertar viéndose atrapados por el terreno. Con el tiempo hasta los más feroces guerreros pierden la fuerza para seguir adelante, entregándose a la desesperación que impregna el lugar. Incluso aquellos que se las arreglaron par poder escapar aún afirman que ciertas noches pueden sentir todavía el agresivo aire de Kakuri soplando sobre sus rostros y que aún son capaces de escuchar los quejidos sordos de las almas atrapadas, muchos de estos refugiados se ven tan perseguidos por esto que prefieren poner fin a su propia existencia en vez de dejar que el miedo les roa hasta los huesos.
Kakuri también recibe el nombre de "el infierno Shikome," una denominación derivada de las sirvientes especiales de Emma-o que habitan allí. Esos demonios femeninos, akuma que fueron seducidos por el poder del Rey Yama, son las más comunes de todas las monstruosidades encontradas. Las Shikome son muy bellas y no sólo personifican el poder de su señor, sino que representan toda la frialdad Yin del aspecto femenino por el mal camino. Estos demonios se deleitan arrancando el Chi y la fuerza de voluntad de aquellos condenados en Kakuri, acelerando el descenso a la desesperación de tales prisioneros. En algunas ocasiones se comportan sutilmente y abordan a sus víctimas bajo el disfraz de otros condenados, o de antiguos amantes y amigos. Cuando están muy enfadadas (lo que es bastante a menudo) simplemente atacan. Dejando a un lado el método de acercamiento, el resultado es siempre el mismo: las energías vitales de la víctima se vierten en la Shikome dejando al alma sola, debilitada y mermada, para que vague por los eriales congelados. La mayoría de las veces lideran terribles partidas de caza, compuestas de demonios menores, con el fin de entretenerse durante la noche infinita.
Como un acto más de retorcimiento Emma-o creó el Kakuri para que fuera antítesis del honor. Aquí no hay grandes batallas, ni enormes desafíos que aceptar, ni antiguos enemigos a los que oponerse; Kakuri es un lugar donde no hay honor, no hay deber y no hay salida. Tampoco hay demonios que devoren la carne de los condenados, no hay fosos de aceite hirviendo ni importantes ministerios de la tortura: no resultan necesarios en un mundo sin honor, sin luz y sin esperanza.
Jizo el Vagabundo
Aparte de Emma-o y sus seguidores, sólo hay un individuo capaz de vagar sin peligro por la oscuridad de Kakuri. Su nombre es Jizo-Bosatsu y personifica el mismo honor que el Rey Yama deniega. Apareciéndose bajo la forma de un hombre ágil y calvo que luce los ropajes negros o azafranados de un monje, ha prestado ayuda y consejo a innumerables almas atrapadas aquí. Los anillos de cobre que luce en la punta de su largo bastón suenan cuando camina, con la intención de avisar a las criaturas pequeñas de su llegada para no dañarlas inadvertidamente. No se sabe que Jizo haya mostrado miedo o ira en algún momento, dado que parece calmado en todas las circunstancias. Los testigos afirman que ha dirigido palabras a las Shikome que han sido lo suficientemente tontas como para darle caza, y que éstas, como resultado, salieron corriendo mientras sollozaban; muchas dejan el servicio a Emma-o después de haber escuchado las frases de este anciano.
De todos los seres que vagan por el Kakuri, Jizo posee el honor singular de ser el único que intimida a Emma-o. Cuando su figura sonriente es vista silbando en este infierno, el poderoso Rey Yama se retira en su fortaleza y envía a todas las Shikome a cazar al vagabundo. Cómo es que el poderoso señor permite esto en su poderoso dominio (donde él es, para todo propósito, un ser omnipotente), es algo que queda fuera de cualquier comprensión. Sin embargo, se toma las precauciones necesarias para que esta información no se filtre a los demás soberanos infernales, ya que si éstos se enteraran de su "extraño" comportamiento, estarían menos dispuestos a considerarle candidato para el puesto de Emperador Demonio.
Lugares de Importancia
Kyuden No Kakuri
"El Castillo de Kakuri" es el único lugar glorioso de este infierno y ha sido emplazado en la cima de un enorme pico para impedir que pueda encontrarse asediado. Se trata de la fortaleza de Emma-o, y sus elaborados muros y almenas de obsidiana son un testimonio de su narcisismo y vanidad. Está protegido por las Shikome más potentes que le atienden como Yojimbo (guardaespaldas) y Geisha. Las almas atrapadas en Kakuri oyen extraños sonidos que provienen de la montaña, haciendo que se pregunten qué clase de perversiones tendrán lugar allí, cosa que les recuerda los placeres terrenales que nunca volverán a experimentar.
En esas extrañas ocasiones en las que Emma-o permite a otros penetrar en su fortaleza, los visitantes permanecerán en cobertizos y en los niveles más bajos de su palacio. Nadie, salvo el propio Rey Yama y sus sirvientes de más confianza ha penetrado en su refugio interno, ya que el gran demonio mantiene estos lugares cerrados incluso a sus más honorables invitados. Qué es lo que el Rey Yama guarda u oculta aquí es un tema de gran preocupación para los demás soberanos infernales.
La Cueva de las Doncellas
Una de las trampas favoritas de Emma-o es la Cueva de las Doncellas, donde la mayoría de las Shikome pasan el tiempo. Algunos Kuei-jin que han conseguido escapar (o a quienes se les ha permitido escapar, en sospechosas circunstancias) afirman que este lugar es la más cruel de todas las torturas, porque es un sitio de falsa esperanza.
Los helados viajeros que entran en la cueva piensan que han encontrado una forma de salir del Yomi: la caverna parece ser un oasis en medio del tormento y, a veces, un pasaje al Reino Medio. Un ligero brillo nacarado cubre las paredes haciendo que luzcan con agradable resplandor. Hongos nutritivos que huelen y saben como el arroz dulce crecen por todo el lugar y, lo más importante, los vientos que transportan las almas se quedan fuera, por lo que la gruta parece ser un lugar de paz y descanso.
Aquellos que entran en la cueva son siempre abordados por "prisioneras" que, igual que ellos, también parecen haber sido tan afortunadas de encontrar este lugar. Siempre se trata de chicas jóvenes que parecen agobiadas por su sufrimiento, vulnerables y solas. Al principio parecen tímidas y asustadizas, pero en poco tiempo empiezan a juntarse con sus nuevos compañeros. En resumen, estas muchachas empiezan a mimar a sus visitantes y llegan a cualquier extremo para proporcionarles comodidad y placer, pero sólo brevemente. Es rara la ocasión en la que pasa mucho tiempo antes de que se descubra el verdadero horror.
A una señal invisible, las Shikome detienen sus atenciones y acusan al grupo de "comportamiento inadecuado": robar un arma, violación, asesinato y cosas peores. Si las víctimas no se dan cuenta de que les han tomado el pelo, serán conducidas fuera rápidamente como castigo por sus crímenes y se encontrarán nuevamente abandonados en los páramos de Kakuri. La habilidad marcial de las Shikome es la suficiente para obligar incluso a un wu de Kuei-jin poderosos, y siempre hay más diablesas tentadoras a las que pueden pedir ayuda si las víctimas muestran posibilidad de ofrecer resistencia.
El aspecto más insidioso de la Cueva de las Doncellas es su capacidad de atrapar a las mismas víctimas una y otra vez: los poderes que tienen las Shikome para obligar a los hombres a que confíen en ellas funcionan repetidas veces, por lo que alguien que sea engañado nueve veces también lo será una décima.
Hay un secreto en la Cueva de las Doncellas que la mayoría de las Shikome desconocen: para una entre los millones de almas que entran en el lugar, éste es realmente un espacio de tranquilidad. Las almas de sangre Ainu que encuentran la gruta, y que tengan una naturaleza relativamente compasiva y justa, pueden percibir a las diablesas como lo que son y, en vez de caer en sus redes, seguirán una débil y ligera brisa que proviene del fondo de la caverna, más lejos de lo que otros puedan continuar. Esto conducirá a las almas de los Ainu, y solo de los Ainu, al Inframundo de sus Ancestros, que ahora se encuentra casi desierto pero todavía es cálido y bello en sentido tosco. Nadie que no sea un descendiente de los Ainu podrá entrar en este paraíso y aquellos que si lo sean y lo hagan se perderán para siempre, habiendo alcanzado su justa recompensa.
Habitantes
La mayoría de los sirvientes de Emma-o son Shikome, akuma femeninos a quien su señor ha conferido la capacidad de sobrevivir al Kakuri sin sufrir daño y, lo que resulta más insidioso, también les ha otorgado el poder de devorar la voluntad de los hombres. A cambio de tales habilidades se encargan de la recolección y la tortura de las almas y de otros deberes, más personales, para el Rey Yama. Si fracasan en sus quehaceres, éste no dudaría en tomar sus almas en vez de otras.
Existen otras criaturas que vagan por los páramos del Kakuri; las más numerosas son las hembras de Kumo que sirven a Emma-o: esos seres se han creado en los cubiles en las más profundas sombras del dominio, donde atrapan las almas que pueden y las vacían de Chi. Estas cazadoras horribles actúan como los perros de presa del señor demoníaco y su líder se confiere la imagen de Reina de las Kumo y se ve a sí misma como la consorte del Daimyo de la Oscuridad. Otras
criaturas (que no son Kumo) piensan que delira pero pocas son lo suficientemente poderosas como para decirlo en su presencia y sobrevivir.
Por Kakuri también vagan muchos espíritus corruptos de los muertos. El Camino de Ébano suele manifestarse en este lugar permitiendo a los Espectros y Sin Rostro que lo habitan entrar en el dominio de Emma-o. Tales entrometidos son rodeados para que sirvan como esclavos o serán torturados como cualquier otra alma.
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